lunes, febrero 04, 2013

ARROW: PROS, CONTRAS (II) SUPERHÉROES “EN SERIO”


Sigo comentando y analizando lo que está dando de sí (de momento) la serie de televisión de The CW. ¿Qué más elementos tiene Arrow que la harían atractiva más allá de su "públic objetivo"?
  
Es un super héroe y proviene de un cómic, pero se toma en serio. Sí, puede que demasiado, a ratos. Como le pasaba al Batman de Christopher Nolan, precisamente. Pese a ello, esto puede que juegue a su favor.


Todos los que leíamos cómics de pequeños o de adolescentes quizá ya estemos cansados de que ese formato se refleje en pantalla y guiones de manera tan superficial; y de ahí, que muchos de los que respondamos a este perfil veamos la serie. No tiene nada de malo que Los Vengadores (The Avengers, Joss Whedon, 2012) recuperen el entertainment más sencillo, ni introduzca un humor que, por cierto, ya estaba en las dos primeras entregas de Iron Man. Son válidas todas las opciones, siempre que funcionen y sea coherentes con sus intenciones. Pero los que leíamos justo al Batman más oscuro (no sólo el de Frank Miller; es injusto olvidar que antes de aquella obra suya ya hubo "Batmans" que exploraban eso), u otros personajes y series echamos de menos que las aventuras de los super héroes también hablaran de algo. Estoy pensando en los guiones de Chris Claremont, por ejemplo. Y en el cine, esto ha sido escaso. 

Quizá las dos primeras entregas de X-Men y la última hayan sido las que han indagado eso de conjugar espectáculo con mejores personajes y algún tema. Pero nadie como Christopher Nolan le da dado tanto empaque. Uno muy concreto que expulsaba cualquier otra visión sobre el personaje. La mayoría de películas sobre super héroes piden, exigen incluso, un cierto grado de fantasía y esto lleva a muchos efectos especiales y una estética peculiar (Thor es un ejemplo de esto mal desarrollado; los dos primeros Batmans de Tim Burton, un ejemplo de cómo se puede hacer bien). Nolan lo hundía todo en el territorio de lo realista (dentro de los límites posibles, por supuesto). Con sus ventajas y sus desventajas.

Arrow intenta ir por ahí, aunque se pierde un poco. O quizá lleva hasta las últimas consecuencias lo que ya se perdía en lo que hacía Nolan. Es verdad que, por ejemplo, en pantalla funcionan mal los trajes especiales o las máscaras. En Los Vengadores, el Capitán América apenas lleve la máscara. El último Spiderman tampoco abusa de ello. Y lo que peor funcionaba del Batman de Nolan era justo el traje. Y es verdad; no es mal concepto darle mayor verosimilitud. Pero en Arrow hay tanto esfuerzo por darle realismo a los villanos que se convierten en poco interesantes. Para tener mucho más metraje, como serie que es, los villanos de la trilogía de Nolan eran sí, menos pop, menos coloridos, pero también más creíbles, y más complejos. En Arrow, se ha copiado eso de anclarlos en algo más creíble, pero sin dedicarle el tiempo o el interés que sí tenía Nolan por estas criaturas. Sólo The Huntress parece que pueda ser un personaje que será recuperado (aunque tal vez porque es un interés amoroso). Pero el Conde Vértigo (01x12, Vertigo) se ha caído tanto por ese lado “realista” que ha pasado a ser nada menos que un traficante de drogas. Con una droga que no produce ningún efecto especial.





De conde de la Europa del Este, con formación en varias artes marciales, además del poder de crear vértigo en sus víctimas (arriba, el personaje original de DC Comics), a capo de una nueva droga, y cierto histrionismo en la interpretación del personaje (abajo, su aparición en Arrow). A veces, de lo fantástico a lo realista se pierde más que se gana.

Los villanos episódicos, además, son una amenaza relativa. Siempre hay margen para que una adaptación asuma a los personajes originales como desee. Pero en Arrow se percibe prisa por incluir en los guiones guiños a los seguidores de los cómics... a la vez que un desprecio en sus retratos. Es algo contradictorio. Aparte de si cualquier seguidor de los cómics pueda sentirse o no traicionado, de todos modos los villanos episódicos de Arrow, como oponentes del protagonista funcionan mal. Apenas sentimos que ponen en riesgo de veras su vida o su misión. Y son vencidos con bastante facilidad. 

Lo que de metraje no se dedica a dichos villanos (y su desarrollo), en la serie lo suplen las subtramas personales. 

Por ahí también flojea un poco Arrow. La historia de amor entre el amigo y la que fuera su novia no parece demasiado relevante. Las otras, la relación con la madre o con la hermana ganan cuando se relacionan con la trama principal/horizontal.

Ahí hay otra pista de por qué quizá nos gane la serie: que la familia propia oculte una traición siempre nos gana como espectadores. Que el héroe esté más solo aún de lo que parece lo hacen más héroe. Produce mayor simpatía, y no hay que descartar sus conexiones con el más puro culebrón. 

Funciona mejor, si, como aquí, la dosificación de la información de esta trama principal/horizontal nos llega al espectador antes que al protagonista. Sabemos más que él. Y sabemos que los "malos" están cerca, muy cerca. Y él no lo ve. Es una herramienta básica del suspense, pero es, como tal, muy efectiva.

También le ocurre con el tema (imposible de evitar si se trata de un super héroe) de la identidad secreta. Oliver no puede contarle a nadie por quien sienta aprecio (Laurel, su familia) quién es, y, además, ante ellos pretende que es el mismo tipo irresponsable de antes de la isla. 

Pero sobre si las subtramas personales funcionan mejor o peor, lo veremos con más extensión en el próximo post. 

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